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muérdeme en la yugular
(los tabúes) recaen, en su mayoría, sobre la absorción de alimentos, la realización de ciertos actos y la comunicación con ciertas personas ... todas estas prohibiciones parecen reposar sobre una teoría según la cual determinadas personas o cosas que entrañarían una fuerza peligrosa, transmisible por el contacto, como un contagio ... lo más singular de todo esto es que aquellos que tienen la desgracia de violar una de tales prohibiciones se convierten, a su vez, en prohibidos e interdictos, como si hubieran recibido a su vez la carga peligrosa. esta fuerza es inherente a todas las personas que presentan alguna particularidad -los reyes, los sacerdotes, los recién nacidos-, y también a todos los estados excepcionales: la menstruación, el parto, la pubertad, o misteriosos, la enfermedad y la muerte, y a todo aquello que por la facultad de difusión y contagio quedan relacionados con ellos.
S. Freud, Totem y tabú.