martes

dedo at the hotel





la habitación de dedo, un ambiente minimal de tecnología relajada y desnuda, paisaje posthumano donde en lugar de las cucarachas sobrevivieron los televisores, dispuestos a esperar la visita de inteligencias extraterrestres que no se contentaron con las imágenes edulcoradas enviadas en el voyager junto a la novena sinfonía. allí espera el cuerpo de gabriel, ajeno al paso de los monzones, de la soledad y del envejecimiento, convertido en un texto fetish de intensidad variable, desde la calma impasible de la goma vencida de sus calcetines blancos hasta la tensión sin alivio de sus manos enguantadas, asidas sobre la fusta en un reposo forzado, insostenible pero definitivo, buscando con sus ojos para siempre, con inquieta paciencia, la mirada extraña, lascivamente inconsolable, del visitante transestelar.